Este modelo busca,
comprender los procesos de aprendizajes, enseñanza e interacción de los y
las estudiantes y docentes, aplicando el contexto a la realidad y la
práctica educativa. La escuela tiene por misión poner a disposición del niño o
el adolescente una selección del capital intelectual, emocional y técnico con
el que cuenta la sociedad para introducir a los niños y jóvenes en un cuerpo de
conocimientos, actitudes y capacidades técnicas que constituyen un patrimonio
social reconocido y, las culturas, el contenido de la educación es transmitido,
aprendido y compartido.
Según Granata (2001), el planteamiento actual
acerca de la responsabilidad de formar en una educación en y para la diversidad
y la equidad, requiere de una nueva concepción que considere la incorporación
de competencias en cuanto a conocimientos socialmente significativos.
Por ello, según Cárdenas
(2002), uno de los pilares teóricos de mayor peso está en los avances logrados
por el proceso de inclusión, en el sentido de que la respuesta educativa a la
diversidad y equidad es tal vez el reto más importante y difícil al que se
enfrentan en la actualidad los docentes. Esta situación obliga a cambios
radicales, si lo que finalmente se pretende es que todos los estudiantes, sin
ningún tipo de discriminación, consigan el mayor desarrollo posible de sus
capacidades personales, sociales e intelectuales.
En conjunto, este enfoque representa la concepción
de la vida organizativa como una realidad significada, interpretada y vivida
con una cierta ambigüedad por las personas que la integran. Se reconoce, así,
la existencia de una cultura que es conformadora y que queda conformada por la
realidad organizativa: es la cultura escolar de la que hablan autores como, por
ejemplo, Saranson, Berg y Wallin o Saphier y King.
En consecuencia, este enfoque considera las
organizaciones como una creación social producto de la interacción de personas
que se movilizan de acuerdo con sus concepciones y supuestos personales. Se
interesa por el significado de las acciones sociales, al considerar que la
realidad está constituida por imágenes que la mente de las personas crea y a
las que concede autoridad.
Para finalizar como lo sostiene j. Dewey que la educación no
es solo un proceso reproductor de una serie de saberes y valores definidos y estático
sino n proceso permanente de reconstrucción de los conocimientos y de los
intereses de los individuos pariendo desde su contexto en esa perspectiva, no
acepta identificar el currículo escolar con la transmisión de un disciplina
académica o de un conjunto de valores y hábitos estables sino como un proceso abierto gracias al cual
el niño puede reconstruir su experiencia al mundo
MARILU
CONTRERAS
C.I.V-
12.442.39
Gracias por el contenido.
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